Política actual — 19 julio, 2016 at 9:56 am

Tenéis que compraros una pelota de pilates ¡Ya!

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Hacía meses que me lo venían recomendando como una medida más para recomponer mi maltrecha espalda (natación, masajes, acupuntura, osteopatía) pero no ha sido hasta la semana pasada que la vi en un decathlon y me decidí a comprarla .
Y he notado sus benéficos efectos desde el primer día. Básicamente, la estoy usando para, sentado sobre ella, ir estirando mi espalda para atrás hasta que toco el suelo con mis manos, componiendo la postura de yoga conocida como «el puente». Lo que ha pasa es que con mucha mayor curvatura de la que logras tú sólo.
Ha habido dos veces en las que, al deshacer la postura, mi cuerpo ha hecho un «crack» que indica que una vértebra se ha colocado en su lugar, cosa que me sucede con algunas posturas de yoga y cuando voy al osteópata: una bendición.
Mi recomendación es que realicéis el estiramiento al levantaros y al acostaros, pero si trabajáis con el ordenador, ya sea desde casa como en la oficina, no estaría nada mal realizar el estiramiento una vez cada hora de trabajo. Nunca diez euros (lo que cuesta la pelota) dan tantos beneficios: yo creo que en todas las oficinas deberían tenerla y que fuera compartida por los trabajadores.
Ya puestos, si yo me presentara candidato por un partido político, llevaría en mi programa como derechos fundamentales:
-Una sauna a la semana.
-Una sesión de acupuntura al mes (aunque no estés enfermo).
-Una sesión de osteopatía al año.
-Un masaje terapéutico cada dos meses.
-El yoga en las escuelas (dos horas a la semana).
-Mesas de ping pong por todos los parques.
Todo ello costeado por la seguridad social, como medida de prevención de enfermedades, tanto físicas como psicológicas, pues en la falta de fluidez de la energía (y el estrés) es donde se originan todos los males.
¿Que de dónde iba a sacar el dinero para costearlo?
Muy sencillo: de las campañas publicitarias para prevenir las drogas y la violencia (está comprobado que no sólo no tienen ningún efecto sino que contribuyen a generar paranoia y deseos violentos, precisamente). Eso, y dejando de apoyar el deporte de competición.
Ni una subvención más. Va contra el principio de igualdad que el propio estado genere la desigualdad económica y cree unos ciudadanos de primera clase que contribuyen a fomentar la competición entre los seres cuando el valor debería ser el contrario: la cooperación.