Probablemente hayas leído que hace pocos días estalló un cohete SpaceX, y probablemente hayas leído que a Obama se le negó la alfombra roja para que bajara del Air Force One a su llegada a la cumbre del G-20. ¿Qué tienen que ver estos dos sucesos?
Pues según las informaciones de Sorcha Faal, la desconsideración hacia Obama por parte del gobierno chino se debió a que el primero ordenó destruir el citado cohete tan sólo unas horas antes, tras haber sido comprada la empresa israelí que lo gestionaba (spacecom)… por los chinos el pasado 24 de agosto. El traspaso de esta tecnología satelital a los chinos no fue del agrado del gobierno Obama y por ello ordenó que un dron equipado con un láser de alta precisión hiciera explotar el citado cohete nada más ser lanzado desde Cabo Cañaveral, Florida.
En esta cámara lenta se puede ver el dron disparando contra el cohete.
Por tanto, el desaire a Obama en el aeropuerto de la ciudad donde se celebraba el G-20 fue la venganza del gobierno chino por este atentado, que sucedió unas pocas horas antes del mismo: una provocación en toda la regla.
