A estas alturas, tan sólo algún pardillo (como los de las CUP) puede ignorar que tanto el proceso independentista catalán como el terrorismo islámico son inventos del sionismo internacional. Los servicios secretos, la financiación y hasta el plácet israelí son el principal aval del independentismo, mientras que durante la guerra en Siria ha quedado confirmado, mediante el envío de armas, salvamento por parte del cuerpo médico judío e incluso la protección de sus fuerzas aéreas, que ISIS es el Inteligence Secret Israelí Service, como denunció Edward Snowden.
La pregunta es: ¿cómo encaja entonces el ataque contra la ciudad de Barcelona, inmersa en la deriva independentista? ¿Han podido influir algo los ataques de las CUP al turismo?
Para entender estos ataques del sionismo a la ciudad de Barcelona hay que recordar que prácticamente han perdido la guerra de Siria, como la de Irak, la de Afganistán y muy probablemente la de Libia, y que los ejércitos chiítas y ortodoxos (Rusia) se aprestan ya a tomar Jerusalén. Arabia Saudita, incluso, está comenzando a recular en Yemen y a buscar una salida para terminar la guerra. Al mismo tiempo, y con la ambivalente postura de Trump, la tecnología bitcoin de la cadena de bloques ha salido reforzada del posible cisma y ahora ya China y la propia Rusia anuncian que se mueven en esa dirección. Es decir, que el centralizado dinero sionista que gobierna el Planeta está herido de muerte y los rumores del reseteo se vuelven a multiplicar en las últimas fechas.
Es en esas condiciones como hay que interpretar el atentado; como la Bestia que intenta hacer el máximo daño posible antes de morir.
Ahora bien: ¿a quién puede beneficiar el atentado después de los ataques de los independentistas de las CUP contra el turismo que bien podrían asociarse al objetivo de los terroristas (matar la mejor vía de ingresos española en la actualidad)?
Falta saber quién va a intentar capitalizar el atentado con la freudiana fórmula del «padre protector», si el gobierno central español o el autonómico de Puigdemont.
De momento, la política prorrefugiados de la izquierda freudiana de la propia Ada Colau le deja en muy mal lugar a la hora de proteger a sus ciudadanos porque evidentemente los perpetradores salen de este mismo nicho cultural.
Dos días antes de producirse el salvaje atropello, la presidenta del parlamento catalán, Carmen Forcadell, daba un paso atrás en la elevación de la ley de «desconexión», y la pregunta ahora es por qué, porque esta medida bien podría haber sido el desencadenante del atentado. Mi primera idea fue que al descabezarse el proceso, los sionistas se hayan desesperado y simplemente hayan tratado de generar el mal, pero ayer alguien hizo un comentario en mi Facebook que me dejó pensativo: «¿y si Forcadell hubiera recibido órdenes de echarse atrás porque algo iba a pasar?».
No lo descarto porque, como queda demostrado, tanto el proceso independentista como el terrorismo islámico son dirigidos por las mismas manos.
Aquí los que van a tener que responder son los izquierdistas freudianos, pues sus posturas les colocan como «aquiescentes intelectuales» de los atentados.
Para comprender por completo el sentido de los atentados, habrá que seguir los movimientos de los independentistas en los próximos días; sobre todo, en las manifestaciones que habrá.
