España — 17 enero, 2018 at 10:04 am

Podemos afronta su último año (antes de su desaparición)

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Con cada encuesta, se dejan un puntito. En la última de El Español, le daban un porcentaje del 16%; la siguiente de El País, 15% y la última de ABC, 14%.
Y es que, con la crisis catalana, los marxistas freudianos se han quitado la careta definitivamente y se han expuesto como lo que son: unos conspiradores y traidores al pueblo al que dicen representar.
Os lo dije hace meses y la realidad se está cumpliendo punto por punto. Os dije que, como siguiera la caída, el jefe de Izquierda Unida pediría un mejor reparto de la visibilidad pública y esa «apretamiento de tuercas» se ha producido. Os dije que, como siguiera perdiendo fuerza, sus socios andaluces, gallegos, catalanes y valencianos, empezarían a «buscarse la vida» por su cuenta, y ya tenemos a la andaluza Teresa Rodríguez registrando una nueva marca (Marea Andaluza), dejando entrever que va por libre.
En el año y poco que queda hasta esas elecciones municipales y autonómicas, la postura independentista de sus socios en Cataluña (En Comun Podem) va a hacer que más y más gente se dé cuenta de que están apoyando a unos traidores, y los sondeos irán reflejando una caída agónica (14-13-12-11-10) que les llevará hasta el histórico porcentaje que solía tener Izquierda Unida. En ese momento, Alberto Garzón se preguntará qué coño hace apoyando una coalición que le eclipsa y no le aporta votos sino que podría ir mejor por su cuenta. Y se marchará. Y lo mismo comenzarán a hacer cada uno de los territorios, «pasando olímpicamente de lo que diga Iglesias», en justo premio a su pretendida destrucción de España: lo que había planificado para el país, le pasará a su partido, hasta que una parte de él (los seguidores de Errejón: un 40%) decidan marcharse y fundar otro, cosa que ya se está produciendo.
Mientras tanto, Iglesias entrará en pánico (en realidad, ya ha entrado en ese estado), cagándola cada vez que abra la boca por la sencilla razón de que no está conectado con la realidad del pueblo y sólo la de la secta con la que convive. Así vemos que ahora se extraña e insulta a la tendencia «Tabarnia«, cuando los suyos han sido, precisamente, los que han impulsado la política a golpe de «performances» como llevar a los bebés a darles pecho al Congreso, darse besos en la boca entre tíos, colocar travestones en las cabalgatas de los Reyes, semáforos gays y demás gilipolleces para llamar la atención.
Id contando los meses porque el final de esta grandísima tomadura de pelo está a la vuelta de la esquina.