En los últimos días, una amiga que reside en Alemania me ha descrito su pelea para evitar que a su hijo le adoctrinen con la política de género y la educación sexual en el colegio. El chico, que sufría de estrés al saber lo que iba a tener que escuchar, fue llevado al psicólogo, que extendió un certificado de que esa información podría generarle un trauma, lo que ha servido a la madre para eximirle de atender esa asignatura. Tomad nota.
Por otro lado, desde Perú, que es el país donde con más fuerza los padres están combatiendo esta lacra, el argumentario ha girado en torno a asociar la educación sexual/política de género al abuso sexual infantil, cosa que me parece el mejor resumen y que los padres de otros países deberían copiar ipso facto. Convertir al violador de niños Alfred Kinsey y al castrador John Money en modelos educativos es como poner a Charles Manson a enseñar Derechos Humanos.
Nuevamente, tomen nota: «educación sexual y de género en las escuelas= abuso sexual infantil».
