Aunque nombres como los congresistas judíos Schiff, Schummer o Feinstein suenan como próximos presos, de momento, la purga de la élite en Estados Unidos se está circunscribiendo al «segundo nivel»; es decir, nada se habla de la mafia sionista que, como todo el mundo sabe, es donde está el «tomate». Por eso la información que nos sirve Sorcha Faal es tan importante.
Según la informadora de fuentes rusas, las fuerzas especiales israelíes habrían enviado elementos de su unidad Sayeret Matkal desde Milán, Londres y Dubai a la sede de la agencia de espionaje sita en Washington Nardello & Co, propiedad de la judía norteamericana Sabina Menschel, que está casada con el jefe de contraespionaje Brill Priestap, amenazado de muerte.
Sabina es hija y nieta de dos de los propietarios de Goldman Sachs y crearon en los años 50 el grupo exclusivamente judío «Wednesday 10» cuyos integrantes ocupan los más altos cargos de las finanzas, los negocios y la política.
Siempre según las fuentes rusas, después de los atentados del 11-S, el grupo Wednesday 10 fueron adoptando un «perfil bajo» y por ello Sabina Menschel renunció a su cargo en el FBI como asesora en seguridad del departamento de inteligencia para fundar su propia agencia de espionaje (imaginamos que para que no se supiera su papel en los atentados). Sin embargo, su marido, que es hoy jefe de contrainteligencia, y uno de los últimos traidores dentro del FBI que ostenta su cargo, permaneció todos estos años en la Agencia. Como se ve en el gráfico de más arriba, los demás elementos han sido «depurados».
En los siguientes párrafos, Sorcha Faal anuncia «el rush final para hacer público un golpe de estado para derrocar al actual presidente de los Estados Unidos» y dice que va a ser liderado por el inspector general Horowitz. Obama y Clinton están tratando de sobornar a todo agente de la CIA, NSA y FBI que les puede ayudar a derrocar a Trump.
En definitiva, si esta información es correcta, Israel estaría tratando de salvar a sus agentes dentro del gobierno USA que podrían revelar sus vínculos con el país judío, con lo que llegaríamos a la cúspide de la pirámide.
