Atención porque esta mañana se informaba en todos los medios de comunicación de la explosión de un avión argelino en la que han muerto sus 260 ocupantes y, horas después, la web de filtraciones rusas Whatdoesitmean informa de que, por un lado, los pasajeros eran terroristas islámicos formados por Francia y enviados a Siria y, por otro, que ha sido Rusia quien, en represalia por los ataques contra Siria y avisando a Estados Unidos de lo que viene si interviene, lo ha destruido.
En Occidente no se nos está informando con propiedad de la gravedad de la situación actual, con Trump parece que sobrepasado por los halcones de la guerra, y Rusia avisando de que los aviones que violen el espacio aéreo sirio serán derribados inmediatamente.
Mientras tanto, el ministro de exteriores británico, George Osborne, está urgiendo a su ejército a intervenir sin esperar a ninguna investigación sobre el supuesto ataque con armas químicas (tras intentar generar inútilmente otra causa de guerra con los dos espías intoxicados de hace un par de semanas).
Todo hace indicar que el Deep State intenta generar una guerra in extremis (mientras destacados dirigentes como el portavoz republicano Ryan, anuncia su retiro), y Trump intenta calmar la situación. En su último tuit ha sugerido «detener la carrera armamentística».
