«¿Seguidores de Q ready?», «¿Memes preparados?», «¿Estáis preparados para ver arrestos?, ¿Queréis ver cómo se retuercen? ¿Queréis ser parte de la Historia?» Y pocos minutos después, una foto del Ministro de Justicia, Sessions, sobre la palabra «dolor» (la pena que se les va a colocar a los corruptos).
Los mensajes de ayer 4 de octubre no dejan lugar a dudas: una vez que mañana el Juez Kavanaugh (a pesar de las revueltas organizadas por Soros) sea confirmado Juez del Supremo, la purga de corrutpos y traidores comenzará.
Unos mensajes antes, Q desmontaba la supuesta trama rusa, explicando que la empresa ligada al Partido Demócrata Perkins Coie fue quien contrató a la inglesa, ligada a los servicios secretos, GPS, que fabricó el falso informe para incriminar a Trump. Luego se inventaron que Rusia había hackeado los servidores norteamericanos, cuando la realidad, según muestra Q, es que los ordenadores del Pentágono llevan un chip fabricado en China mediante el que espían a los militares USA; luego el partido demócrata ha cooperado con China, una potencia extranjera.
El asunto también afecta al Reino Unido y Australia, coaligadas con Estados Unidos bajo el acuerdo de espionaje digital conocido como «Five Eyes»; dado que esto se considera un acto de guerra, el gobierno del Reino Unido ha comenzado a ponerse la venda antes de que llegue la herida, acusando a Rusia.
Cierro mi crónica con la primera referencia a Israel en las publicaciones de Q. Señala que los servicios de inteligencia israelí están «en retirada» y que sus «agentes dentro de los medios de comunicación serán purgados». O sea: que la purga va a alcanzar hasta a la mafia judía.
Finalmente, Q avisa de que el contraataque de los satánicos va dirigido contra las propiedades de Trump: atentos a la propaganda.
