Historia oculta, Media — 27 diciembre, 2018 at 8:44 am

Netflix cuenta en la serie «Trotksy» el financiamiento judío de la revolución rusa; China estrena serie anime sobre Marx…

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Hace días comencé a ver la serie de Netflix sobre la vida del revolucionario judeorruso Trotsky, pensando que iba a encontrarme con el discurso oficial. Cuál fue mi sorpresa cuando, desde el primer capítulo, mostraban al banquero judío Parvus financiando y dirigiendo las correrías de su correligionario Bronstein, que se cambió su apellido por el del primer carcelero que tuvo, en un traspaso de personalidad que podría ser MK Ultra.
Llevo seis capítulos visionados de esta coproducción mexicano-rusa en la que aparecen Frida Kahlo y Diego Rivera, y estoy aprendiendo muchísimo sobre las relaciones entre Lenin y Trotsky (y, por detrás, Stalin). La conclusión es que fue Trotsky (apoyado por los banqueros judíos por detrás) el verdadero artífice de la revolución soviética, y que dejó a Lenin ocupar el lugar del «gran líder», «porque los rusos no aceptarían que su líder fuera un judío», como le repite Ulianovich y él acaba aceptando.
Dada la transcendencia de las series de Netflix, nos encontramos ante un momento capital, de reescritura de la historia, y hay que situarlo en el contexto de los momentos que estamos viviendo.
Todavía con la idea de escribir este artículo, mi amiga Adela me envía este tráiler de una serie china de dibujos animados sobre la vida de Karl Marx, que Rusia Today ha convertido en noticia. Estoy por asegurar que lo desmitificará, al estilo de las últimas crónicas que han aparecido sobre él: borracho, adúltero, financiado por millonarios…
El 2019 va a ser el final para todos los movimientos izquierdistas: su mentira histórica les va a enterrar.