Media, Política actual — 8 septiembre, 2019 at 4:49 pm

Israel ha desarrollado YA el software de las unidades «precrimen» (como en Minority Report) y EE. UU. lo usa para prevenir tiroteos; Israel considera las «start ups» parte de su seguridad nacional y controla Silicon Valley mediante el chantaje sexual

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Un extenso y documentadísimo artículo publicado en la prestigiosa web Zerohedge (con seguridad, proveniente de fuentes de los servicios de inteligencia) da cuenta de las relaciones de Jeffrey Epstein con la élite de los empresarios de Silicon Valley, con unos vínculos directos con El Mossad israelí y con las empresas más avanzadas en el campo del «precrimen».
Sí, lo has leído bien: de acuerdo a este documentado artículo, los israelíes están dirigiendo el floreciente campo de las unidades precrimen, que Trump está apoyando, en la creencia de que le servirá para detener los ataques de los locos MK Ultra que se lían a tiros contra la población indefensa.
Como reza el titular de este artículo, la alarma social generada por estos asesinos en masa están haciendo que cada vez más países de decidan por comprar el software desarrollado por empresas creadas por unidades del Mossad israelí, como la famosa 8200, de la cual han salido compañías como Carbyne, creada por el ex primer ministro judío Ehud Barack, estrecho colaborador de Jeffrey Epstein, y al que se le vio en numerosas ocasiones en su mansión de Nueva York.
Epstein era buen amigo de luminarias de Silicon Valley como el creador de Google, Serge Brin; el de Facebook, Zuckerberg; el de Linkedln Hoffman; los creadores de Paypal Elon Musk y Peter Thiel, el segundo de los cuales creó la empresa Palantir, que ha vendido su software «precrimen» a diferentes agencias de seguridad norteamericanas, con lo que Israel ha introducido un nuevo «troyano» en el sistema.
El artículo documenta extensamente cómo tanto Epstein como El Mossad posee filmaciones de los más importantes empresarios del mundo de la tecnología, comenzando por el propio Bill Gates, manteniendo relaciones sexuales extrañas, mediante las cuales les chantajean. Ello es la explicación de cómo estas nuevas tecnologías de análisis de datos para predecir el comportamiento humano han acabado en las manos de los israelitas. Al parecer, los teléfonos «911» del servicio de emergencias norteamericano ya están funcionando con este software de Carbyne, en el que colabora el infausto Michael Chertoff, también ciudadano israelí, que comandaba el servicio de Seguridad Nacional durante los ataques del 11-S (en inglés, 911). Al parecer, aunque China ya está utilizando este servicio, fue Israel quien primero desarrolló el sistema, para impedir atentados terroristas suicidas.
El grado de control que Israel tiene sobre Silicon Valley es tal que destacados dirigentes israelíes han definido El Mossad de la actualidad como una «generadora de start-ups» y, de hecho, ha creado un fondo de inversión llamado «Libertad» para financiar estas empresas. Otro comandante de la unidad 8200, de nombre Nadav Zafrir, es el fundador de Team 8, una empresa incubadora de empresas de alta tecnología, que tiene al director de Google, Eric Schmidt y al mencionado Peter Thiel como dos de sus accionistas. Su poder es tal que han contratado al director de la NSA, almirante Rodgers, para su comité de dirección. La empresa SUNC, fundada por otro ex comandante de la unidad 8200, es de tal poderío en el campo de la ciberseguridad que estuvo en el foro de Davos, ofreciendo una ponencia.
La empresa «Gabriel», también israelí, también está compitiendo en este mercado, y ha inventado el «botón del pánico» para prevenir atentados a través de un botón en el teléfono móvil.
El artículo recupera el tema del software PROMIS, utilizado por la interpol, y que es otro caballo de troya israelí, como ya demostré en El Sentido de la Historia. Gracias a ello, los judíos tienen conocimiento de cualquier operación de la policía en todos los países, pudiendo poner a salvo a sus agentes, mafiosos y terroristas.
Como ya comenté en mi más reciente vídeo, el llamado «Internet de las cosas» es otro intento para recopilar información de lo que hacemos en el sentido de predecir nuestro comportamiento. Toda esa información va a manos israelíes.