Política actual — 9 marzo, 2020 at 9:34 am

La crisis provocada por el coronavirus desencadena una batalla deflacionaria en el precio del petróleo, que ha provocado un intento de golpe de estado en Arabia Saudita

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Como he ido anticipando, la extensión del coronavirus está provocando una contracción del comercio mundial que amenaza convertirse en un desplome total: a primera hora de la mañana del lunes 9 de marzo (el día en que Corey Feldman estrena su documental sobre pedófilos), se vuelve a repetir la caída de estas últimas semanas.
En el campo del petróleo (que supone la mitad del valor de la moneda mundial, el petrodólar), se viene produciendo otra batalla en los últimos días que, según las fuentes de inteligencia de Sorcha Faal, habría provocado un intento de golpe de estado en Arabia Saudita, saldado con el encarcelamiento de los opositores al regente, el príncipe bin Salman y con una sobreproducción de petróleo, destinada a tumbar al petróleo de esquisto, que había convertido a Estados Unidos en primer productor mundial durante unos meses. Cuanto más petróleo hay en el mercado, más baja su precio, y como la extracción de este tipo de crudo es cara, las petroleras norteamericanas se van a ver obligadas a cerrar.
Siempre según las cifras de Whatdoesitmean, Rusia puede aguantar esta bajada de precios hasta los 42 dólares por barril, porque el petróleo no es su única fuente de ingresos, al contrario de Arabia Saudita.
Así las cosas, se está produciendo lo que se conoce como «el Armagedón de los precios del petróleo», que puede tumbar la economía mundial a través de la deflación.
Tras el fallido golpe de estado, Arabia Saudita está en condiciones de llevar su producción actual de 9’7 millones de barriles diarios hasta los 10 o 12, con lo que sacaría el petróleo norteamericano del mercado, llevando su precio a menos de 40 dólares por barril. Todo ello, en un escenario de estancamiento de la economía mundial por las medidas de cuarentena del coronavirus, muy especialmente, en Italia.
En definitiva: nos encaminamos al escenario perfecto para el reseteo del sistema monetario.