Esto es el aspecto central de esta crisis. El pasado 5 de octubre del 2019 el diario El País publicaba un artículo con el titular que estáis viendo
Planteaos por un momento este sencillo razonamiento: si el actual coronavirus es una mutación del SARS y, por definición, una mutación es un suceso prácticamente imposible (una cosa se convierte en otra cosa, o al menos una de sus funciones), que los científicos no pueden reproducir en laboratorio y, por tanto, tampoco predecir, ¡CÓMO COJONES IBAN A SABER QUE ESE VIRUS IBA A MUTAR Y EXTENDERSE POR EL MUNDO!
Como veréis por este artículo de Voz Populi, sabiendo que las evidentísima fallas de la versión oficial están apareciendo, la oficialidad está pagando a científicos para que diseminen el argumentario con el que combatir la emergente verdad. Leed con atención el artículo y descubrid que no te explican cómo es posible que ese organismo haya modificado sus capacidades «naturalmente» y, mucho menos, cómo podían saber que ese prácticamente imposible suceso iba a suceder.
Este francés, con evidentes conexiones con los servicios de inteligencia, nos da la que hasta ahora son las más precisas pruebas de que este coronavirus ha sido creado en laboratorio, y cita a un judío francés, Yves Levy, presidente y director general del Inserv (??) como el creador del laboratorio de Wuhan P-4 donde se creó en el año 2017.
*Buscando por Internet, me sale que Yves Levi forma parte del consejo de gobierno de la Academia de Farmacéuticos francés. Página 9 del anuario del colegio de farmacéuticos francés.
En el vídeo, muestra la patente del virus, de 2003. («Brevet» es «patente» en francés) y explica cómo se han mezclado dos virus para crear este otro.
