Política actual — 11 abril, 2020 at 7:37 am

Un jurado de Washington dicta la toma de declaración a personalidades/conspiradores; Q publica el protocolo de la secuencia de procesamientos sellados

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Ayer, hubo dos buenísimas noticias que terminan con «el pánico del chip». Por un lado, el fiscal Barr se posicionó con claridad en contra de la vacunación obligatoria y el certificado digital defendido por Bill Gates y Henry Kissinger, y el propio Donald Trump rebajó el nivel de peligrosidad del virus, señalando que con la cloroquina será suficiente, y negó la necesidad de la vacunación.
Luego, incidió en que las predicciones de cuándo van a comenzar las detenciones hacen mal al movimiento pues generan falsas expectativas. Posteriormente, escribió un emotivo mensaje explicando cómo el mal se ha extendido por todas las rendijas de la sociedad, haciendo especial hincapié en el simbolismo y las estrellas del espectáculo, como forma de propagación.

Pero lo realmente (y novedoso) apareció en los siguientes mensajes, el primero de los cuales forma parte del informe del Inspector General, con muchos tachones, sobre el informe Steele que justificó las escuchas al presidente y su equipo. En él, se ve claramente que el equipo «Huracán» del FBI se pronunció claramente en contra de la fiabilidad de tal informe, lo que deja K.O. a todos los funcionarios que siguieron esa pista. Anticipa que estos datos van a hacer que los demócratas pidan la dimisión, tanto de Barr como de Durham.
Y, con el mensaje número 3933 llegó la bomba: un jurado de Washington DC ha dictado citaciones a declarar para numerosas personalidades. En la fotografía del tuit que publicaba la noticia se puede ver a Hillary Clinton, John Brennan, Obama, Soros, Rothschild, Comey, Muller, Macron, Merkel, May, y alguien que no logro identificar.
Por último, dio una clave muy interesante para los investigadores, aunque poco espectacular, alrededor de la palabra «placeholders». Al parecer, los procesamientos sellados han seguido un procedimiento. Primero han ido los civiles (gente corriente, se entiende, no funcionarios), después los actos de traición y colaboradores, después los actos en el extranjero y por último, los relacionados con el espionaje a Trump. Ayer decía que estos serán los primeros que se «levantarán».