En el primer día de juicio militar a Bill Clinton en la base de Guantánamo, el ex presidente negó tener relación alguna con los crímenes perpetrados por su mujer, la ejecutada Hillary Clinton (la que veis últimamente es una máscara), descargando toda responsabilidad sobre la fallecida. Las acusaciones presentadas por el fiscal fueron de: asesinato, traición, violación de niños y apropiación de bienes del estado.
Acto seguido, el tribunal presentó unas grabaciones de 1993 de cuando Clinton era presidente en las que ordenaba a la entonces Fiscal General Janet Reno y al jefe del FBI acabar con los componentes de la secta «davidianos», dirigida por David Koresh, que se consumó en lo que se conoce como «La matanza de Waco». (Traté este tema hace muchos años, en realidad Koresh había espiado y hackeado al gobierno porque su finca colindaba con unas instalaciones gubernamentales y tenía pruebas de diversos crímenes de estado, si no recuerdo mal, sobre el tráfico de menores).
Ante una prueba tan irrefutable el abogado defensor pidió un receso de 72 horas para estudiar la validez de la grabación, con lo que se reanudará mañana lunes.
(Cuando los patriotas decían que lo tienen TODO es que lo tienen TODO).
