Política actual — 30 octubre, 2021 at 10:21 am

El marido de Chelsea Clinton confiesa que Hillary y su hija dirigían una red de tráfico de niños haitianos y estadounidenses

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El segundo día del juicio militar a Chelsea Clinton continuó el miércoles por la mañana con el abogado Robert S. Harrison (comprobad que es el CEO de la Iniciativa Global Clinton), con la cara lívida, tras pedir el día anterior un aplazamiento del juicio «porque disponía de una prueba que iba a exonerar a su cliente». Chelsea se quedó todavía más lívida cuando Harrison le susurró algo al oído y después pidió disculpas al tribunal por el receso injustificado. «Por lo que veo, su ‘nueva evidencia’ no funcionó», comentó el Fiscal.
Acto seguido, el marido de Chelsea, Mezvinsky, continuó recordando cómo el carácter de su esposa se transformó a los nueve meses de casados, después de una primera época en la que todo parecía perfecto, inclusive la relación con sus padres (los Clinton). «De repente, se transformó en una perra mandona», dijo el marido, a lo cual el abogado objetó que ese tipo de afirmaciones no venían al caso que les ocupaba. «Este es un tribunal militar, señor Harrison, no tiene autoridad para objetar», le contestó el fiscal. «Entonces, renuevo mi objeción, mi cliente no es un militar, y por tanto este tribunal no tiene autoridad para imponer ninguna pena sobre ella». Acto seguido, el fiscal ordenó a dos marines que sacaran al abogado de la sala y la cerraran con llave, a lo cual éste gritó que ese tribunal es «una guarida indecorosa de depravación».
El fiscal/vicealmirante Randall se dirigió entonces a Chelsea: «su abogado no se sabe comportar. Espero que usted sea consciente de la gravedad de los cargos que se le imputan». Por primera vez, Chelsea abrió la boca: «rehúso hablar». «Mejor así, continúe señor Mezvinsky», dijo el fiscal.
El marido de Chelsea continuó explicando la transformación del carácter de su mujer, que tras esa etapa de miel y rosas le humillaba y vejaba constantemente, hasta que un día le dijeron que «si quería seguir perteneciendo a la familia Clinton, debía participar en sus negocios».
«En la apariencia, ayudando en la parte legal de la Fundación Clinton», añadió Mezvinsky.
«¿Y por debajo de lo aparente?», le preguntó el fiscal.
«Me encargué de destruir, metódicamente, toda evidencia que ligara a la Fundación Clinton con el tráfico de niños, del que Hillary era la jefa y Chelsea su ayudante. Sé que está mal, pero yo estaba locamente enamorado de ella y quería hacer lo que fuera para que nada nos separara».
El marido de Chelsea Clinton confesó que, bajo la dirección de su madre, Chelsea supervisó el secuestro de cientos de niños en Haití y Estados Unidos.
«Quiero cooperar, señor fiscal, pero tengo un terrible dolor de cabeza, ¿es posible continuar mañana?», pidió Mezvinsky, y el fiscal concedió la petición de continuar el jueves.