Historia oculta — 25 diciembre, 2021 at 10:24 am

La verdadera causa de la invasión musulmana de España en 711: extraído del libro «Complot contra la iglesia»

by

COMPLOT CONTRA LA IGLESIA
-Maurice Pinay

Cuarta Parte
LA QUINTA COLUMNA JUDÍA EN EL CLERO

Capítulo XVIII:
LOS JUDÍOS TRAICIONAN A SUS MÁS FIELES AMIGOS VISIGODOS A PRINCIPIOS DEL SIGLO VIII

Los hebreos a principios del siglo VIII, encabezados por el criptojudío Eudon, conspiran y traicionan subrepticiamente a su bienhechor filojudío corrupto Rey Witiza, cambiando de bando, ante la amenazante y victoriosa revuelta de la facción patriótica y católica del Imperio Visigótico que nombraría Rey a Rodrigo (un poco contra su voluntad), nieto del gran Recesvinto. El ingenuo Rodrigo recompensó a Eudon nombrándole conde de los Notarios, Ministro de Estado y hombre de todas las confianzas reales.

Los hebreos prestaron valiosísima ayuda a los sarracenos, facilitándoles la conquista del Imperio Hispano Gótico, instigada y patrocinada por los mismos hebreos.

La acción de los israelitas fue doble: por una parte, los judíos del Norte de África, que en el siglo anterior (siglo VII) habían sido expulsados de España,se unieron a los ejércitos musulmanes invasores; y, por otra parte, los israelitas ‘conversos’ (criptojudíos/marranos) habitantes del Imperio Gótico,como quinta columna criptojudía, y la quinta columna de los traidores venales filojudíos Obispo Sisberto (que conspiró para derrocar y asesinar al patriota católico antijudío Rey visigodo Égica a finales del siglo VII, de ahí que en el XVI Concilio de Toledo del año 693 fuera excomulgado, depuesto del episcopado, confiscados sus bienes y desterrado a perpetuidad), Arzobispo Don Oppas (pariente del degenerado débil filojudío rey Witiza,e nemigo de Rodrigo) y el Conde Don Julián (Gobernador de Septa,hoy Ceuta,y que se aliaría con judíos y musulmanes como venganza personal por el acoso y violación de Don Rodrigo a su hija Florinda en Toledo donde vivía y se educaba) y el séquito (formado por judíos traidores a Rodrigo) de los hijos de Witiza y nobles godos descontentos abrieron a los invasores las puertas del reino,quebrantando las defensas por dentro.

El rabino Jacob S.Raisin indica que la invasión de la España goda fue realizada por un ejército de 12.000 judíos y moros, acaudillados por un judío converso al Islam, hijo de Cahena, una heroína perteneciente a una tribu de berberiscos judaizantes y que fue la madre de Tarik-es-Said.

Luego sigue: «En la batalla de Jerez (año 711) el rey visigodo Rodrigo fue derrotado por uno de los generales de Cahena,Tarik-es-Said, ‘un judío de la tribu de Simeón’, debido al cual se dio el nombre de Tarifa a la isla. Él fue el primer ‘moro’ que puso en pie en el suelo de España».
Es curioso que el citado rabino,a pesar de indicar que Tarik-es-Said profesaba la religión musulmana, le sigue llamando judío de la tribu de Simeón. Esto lo pueden comprender fácilmente quienes saben el nulo valor que tienen las conversiones de los judíos a otras religiones,ya que,con rarísimas excepciones,s on siempre fingidas, puesto que el judaísmo es ante todo una raza (atípica, por la diversidad de sus componentes).

En el siglo VII,el emperador bizantino Heraclio presionó a los monarcas visigodos para que expulsasen a los judíos de España, porque su estancia en los Estados cristianos constituía un peligro para la vida de éstos, citando el hecho de que los israelitas habían comprado al emperador sasánida Cosroes 80.000 cautivos cristianos a los que degollaron sin piedad.

Los invasores moros encomendaban la guarda de cada ciudad conquistada a grupos judíos y un pequeño destacamento moro,quienes a su vez masacraban a los habitantes cristianos restantes de las ciudades, sobre todo los judíos, ante la reconocida tolerancia de los árabes victoriosos en España.

Lo que determinó al árabe Muza, indeciso pese a las persuasivas invitaciones del partido de Witiza, a lanzar sus huestes a España fueron los informes secretos que recibió de los judíos sefardíes «españoles», quienes le revelaron al Emir la impotencia militar de la corona, el estado ruinoso de los castillos, el agotamiento del Tesoro Real y la exasperación tanto de la nobleza como del pueblo, ante una opresión que se había hecho general.