Hace un rato, la escritora de Harry Potter, J.K. Rowling (activa feminista anti trans) ha compartido una entrevista con una mujer que ha estado presa en una cárcel escocesa, en la que habían metido a dos hombres que dicen ser mujeres, junto a 38 mujeres reales (todo ello, cuando hace pocas fechas otro trans violó y dejó embarazadas a varias mujeres en otra cárcel escocesa).
La mujer, de nombre Amanda Benson, de 41 años, revela el pánico que sufrían las convictas al meterse en la ducha, separadas tan sólo por una cortina, de los dos hombres, convictos por abusar de mujeres, que pretendían ser mujeres. Amanda describe la escena de manera muy gráfica: estos dos seres ni se vestían como mujeres, ni estaban operadas, ni se maquillaban ni mostraban signo alguno de feminidad. Al contrario, mostraban sus penes erectos, en las duchas, junto a las mujeres.
La mujer pidió la píldora anticonceptiva, por miedo a quedarse embarazada.
A esto conduce las leyes trans que se están aprobando en la decadente sociedad occidental
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