Hace pocos minutos, Real Raw News ha informado de la detención nada menos que del General McMaster que fungió como asesor de seguridad nacional de Donald Trump en su primer año de mandato.
La crónica comienza resumiendo la magnífica carrera militar de McMaster, siendo condecorado en las dos guerras de Irak por su liderazgo, además de ser un experto en historia. Esas credenciales hicieron que Trump le fichara para su primer gobierno y sus relaciones fueron aparentemente buenas, hasta que hace ya meses empezó a criticarle, publicando un libro titulado «At war with ourselves: my tour of duty in the Trump White House».
Pero no han sido esas críticas las que han llevado a su detención sino la certeza de que ha estado asesorando ¡en el terreno! a las tropas del FEMA en el combate con los militares patriotas recientemente en Carolina del Norte, con ocasión de la batalla en el aeropuerto Greenville. La voz de McMaster fue grabada mientras aleccionaba a los agentes del FEMA en las tácticas para avanzar en el combate al tiempo que una parte de los soldados disparan «fuego supresor» (es decir, para cubrir el avance de las tropas).
Cuando se dieron cuenta de que los militares patriotas iban a ganar la batalla, McMaster escapó en compañía del jefe de la sección Amenazas del FEMA, Jeffery Afman, pero los soldados tomaron buena nota de la información e inmediatamente se lo comunicaron a Trump, que no tuvo ningún reparo en dar el visto bueno para la detención, a pesar de que McMaster fue su colaborador: «traición», fue el veredicto.
La captura de McMaster ha sido bastante sencilla puesto que, cuando no estaba ayudando al FEMA, ha estado presentando un libro publicado con la editorial Barnes and Noble precisamente en clubs militares interesados en historia.
Muy seguro debería estar de que estaba a salvo porque el pasado 15 de octubre se presentó en la presentación de su libro en el Club de Historia Militar de la ciudad de San Antonio. Un marine (de paisano) le pidió que le firmara un libro, y le preguntó si había pensado en colaborar con Trump en su segundo mandato. La respuesta de McMaster fue tajante: «ni de coña. Es un insurreccionista».
Una hora más tarde, los tres marines que le estaban esperando al exterior del edificio se lo llevaron a una furgoneta, mostrándole la orden de detención firmada por el Fiscal Militar Crandall.
McMaster se rió a carcajadas y les espetó que tanto Crandall como Trump eran unos traidores y pagarían con su vida por su insurrección.
Las fuentes de RRN aseguran que actualmente McMaster está en un lugar secreto, detenido, a la espera de ser trasladado a la prisión militar de Guantánamo.
