Política actual — 14 junio, 2024 at 8:13 am

Cuatro jueces del Tribunal Supremo de Colorado que vetaron a Trump para que se presentara a las elecciones habrían sido ejecutados esta semana, según Real Raw News

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La crónica de Real Raw News sobre la supuesta ejecución de cuatro jueces del Tribunal Supremo del estado de Colorado que vetaron que Trump se presentara a las elecciones tiene pasajes hilarantes.
Si recordamos, Richard L. Gabriel, Melissa Hart, Mónica Márquez, y William W. Hood fueron hallados culpables del delito de traición por un tribunal militar y condenados a morir en la horca el 3 de junio, pero por razones no aclaradas esa ejecución se retrasó hasta el pasado lunes 10 de junio.
Como manda el protocolo, se les ofreció una comida antes de llevarles al patíbulo y se les ofreció los servicios de un capellán, antes de encontrarse con el Altísimo. La juez Marquez respondió que era pagana y por eso necesitaba tener unas últimas palabras con una sacerdotisa de una secta griega llamado Kakia, que rinde culto al vicio y al mal. Al contestarle el fiscal militar que no tenían ese tipo de sacerdotisa en «el menú de sacerdotes», la jueza Márquez acusó al fiscal militar de «discriminación» y argumentó que «colgar a una persona lesbiana o no binaria durante el mes del orgullo gay atentaba contra la moral y carecía de ética desde el punto de visto de la Biblia». [Si estas declaraciones son ciertas, las coloco en el Top 1 de las noticias del Apocalipsis, sin duda alguna].
La respuesta del fiscal Crandall fue que la tal Márquez sería la primera en ser colgada: los otros tres esperarían su turno mientras veían cómo Mónica abandonaba este mundo.
Nuevamente, como mandan los cánones, una vez con la soga al cuello y el capuchón, el Fiscal Militar preguntó a Márquez si tenía algunas palabras que decir antes de abandonar este mundo, a lo que la jueza lesbiana respondió, refiriéndose a sus colegas jueces, que seguramente les habían dado un LSD en la comida y por eso estaban teniendo una alucinación común: «seguramente nada de esto es real; están tratando de meternos miedo», dijo.
«Si eso le hace sentirse mejor, no hay problema», respondió el fiscal Crandall, que acto seguido ordenó que se procediera a la ejecución, que se demoró un poco más de lo habitual porque las vértebras del cuello no se rompieron, por lo que la juez Márquez acabó muriendo axifisiada (lo cual hace que tarde más en morir).
Sólo uno de los tres jueces que esperaban su turno se tapó los ojos para no ver la lenta muerte de su colega e invocó el nombre de Obama: «oh, nos dijiste que estaríamos a salvo», mientras su colega el juez Hart, vomitaba. «Te equivocaste al creer en Obama», respondió el fiscal Crandall, que al final añadió que «contemplar las ejecuciones no es plato de buen gusto».