Creo haberos contado que, en los años de instituto, me volví bastante malo, uno de los más malos de mi clase. Tuve mi aprendizaje juntándome con los mejores «piezas» del centro y, viéndolo con retrospectiva, enfrentarme con gente que te podía dejar aniquilado con la palabra (o con las manos) me enseñó a saber lidiar con el Mal, es decir, hacer que te respetaran. La conclusión se podría resumir en»tienes que estar a la altura»: cuando lidias con los malos no te puedes amilanar. De seguro, los problemas en mi casa también tuvieron que ver, aunque no me gusta echar balones fuera y quitarme responsabilidades. La verdad es que disfrutaba bastante del rol de «malo», el que desnuda a los falsos buenos. (Por supuesto, defendía a los débiles y a los inocentes de los que se aprovechaban de ellos).
Me reía de algunos de los profesores, los desafiaba y, en especial, me gustaba reírme de los pelotas de la clase. Si hay algo que me reventaba eran las chicas (y chicos) que hacían preguntas en la clase sólo para que el maestro supiera que estaban allí, muy atentos; los que se creían todo lo que decía el profesor.
Hacían dos tipos de preguntas: o repetían lo mismo que el profesor acababa de decir un minuto antes en forma de pregunta o hacían la pregunta más absurda y más tonta que uno pudiera esperar. Mi comentario era tan rápido que se adelantaba al profesor; en voz alta, hacía una pregunta todavía más absurda que la que ella había hecho (solían ser chicas, qué le voy a hacer), entre las carcajadas generalizadas. De esa manera, ella «se tenía que ver». La única manera de responder a una gilipollez sin sentido, es con otra más grande, mucho más grande. No hay más.
Cuento todo esto al hilo de los eslóganes de los manifestantes españoles (y mundiales) ante el mayor robo de la historia. Parece que el Banco Central Europeo le va dar al sector financiero español 178.000 millones de euros.
178.000 millones de euros.
Has leído bien. 178.000 millones de euros.
Me cuesta hasta trabajo comprender esa cifra, pero lo que no me cuesta entender es EL SENTIDO de esa «ayuda». Les están regalando el dinero a los que nos han llevado a la quiebra, a los que se han llevado nuestro dinero, a los delincuentes, en suma.
A ti te puede costar más o menos comprender lo que son las acciones derivadas o las preferentes pero lo que todo el mundo entiende es cuando están intentando reírse de ti. En la puta cara.
Puede que no entiendas de bolsa pero seguro que puedes entender el famoso timo de los trileros, en los que te van enseñando la bolita dentro del cubilete y vas ganando, ganando, animándote con que estás ganando mucho dinero… hasta que, en una de las que te echas la mano en el bolsillo, te cambian el naipe o la bolita de sitio… y lo pierdes todo. Eso, a grandes rasgos y a nivel planetario, es lo que ha sucedido. Nos han pedido el dinero, diciéndonos que íbamos a ganar, y nos han dejado ganar durante un tiempo… hasta que han cambiado las reglas del juego… y se lo han llevado. Se lo han llevado Todo.
Y entonces, en este estado de timo generalizado en el Planeta, cuando nos han quitado toda la riqueza de milenios de civilización, a los activistas planetarios no se les ocurre nada mejor que decir que «Somos el 99%«.
¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?
¡Que somos el 99%! ¡Vete a tomar por culo! ¡Se están riendo en tu puta cara y no se te ocurre nada mejor que decir que «somos el 99%»? A ese tipo de gente es a la que, en el instituto, le caían todos los capones y todas las collejas: los pringaos, es decir, los lelos, los lilas, los tolais, aquellos de los que todo el mundo se ríe. Se puede ser mejor o peor pero cuando uno permite que le pisoteen, entonces ha perdido su dignidad.
Os voy a contar una historia. Cuando estuve en Valencia, hace unos meses, conocí a Jose, el Panadero, que de jovencito fue un ultra del Valencia FC, uno de los malos. Hablando de este tipo de cosas sobre el Poder, me contó que su hermano, que era el más malo de todos, un día tenía una bengala, que por aquella época habían sido prohibidas en los estadios. Un policía se le acercó un día y le dijo:
-Tú, dáme la bengala!
-Ven aquí a cogerla- le contestó el hermano del Panadero mirándole de hombre a hombre.
El policía, por lo visto, se quedó shockeado unos segundos, porque esta situación, claro, no debe pasar muy a menudo. El hermano del Panadero estaba muy pero que muy tranquilo.
-Si la quieres, ven aquí a cogerla -le repitió mientras le miraba muy serio.
El policía se le acercó y el hermano del Panadero le arreó un bofetón con la mano abierta cuyo eco se escuchó en Egipto, como poco. El Panadero la describió como «una hostia bien limpia», que casi me sonó a poesía.
-¿Y qué hizo el policía? -le pregunté.
-Nada – me respondió el Panadero como si aquella historia no tuviera mucha importancia.
-Pero, bueno, ¿no hizo nada? ¿le arrea un guantazo al policía y no hace nada?
– Bueno, yo creo que nunca se habían atrevido a enfrentarse con él y debió de pensar que mi hermano era un tipo con un par de cojones. Y se marchó.
Conclusión: el Poder te respeta si tú te haces respetar. (Y no estoy alabando el uso de la violencia, ojo, entre otras cosas, porque los policías no son nuestros enemigos y sí otras víctimas, pero sí reivindico el poder de la ironía y la osadía).
Cuando una persona se está riendo de ti no debes contestarle JAMÁS de manera racional ni lógica porque eso sería como dar validez a la conversación, a su tomadura de pelo. Cuando tú juegas al póker, si uno va con «100», tú no puedes contestar con «40». Tienes que estar a la altura, o no jugar. Si alguien (el Poder) se intenta reír de ti, regalando el dinero a sus amigos, tú no puedes quedar por debajo, la única respuesta posible es el grafiti que encabeza este comentario: DINERO GRATIS PARA TODOS.
¿No es así? ¡Si hay 175.000 millones de euros para salvar a los bancos es que se puede crear el dinero ilimitadamente! ¡Así pues, hagamos el dinero gratis para todo el mundo!
Hasta que no enarbolen lemas como ése, no me acercaré a ninguna manifestación.
Una cosa es que me roben, como a todos, y otra muy distinta que se rían de mí.
Mientras tenga un hálito de vida, seguiré riéndome de ellos. Por eso tengo este blog, obviamente.
PD: Mientras iba a correr al Retiro, y pensando en las anécdotas que acabo de contar, me he dado cuenta de que la razón por la que tantos activistas y New Age tengan una actitud tan tibia e ingenua ante el Poder (tan de «pringaos», vaya) se debe, obviamente, a que jamás se han tenido que enfrentar con el Mal. No se lo pueden imaginar. O bien, lo han llegado a sufrir en forma de trauma y no son capaces de rebelarse. Acto seguido, me he dado cuenta de tres cosas:
1-Una buena parte de los conspiranoicos han sido «malos» e incluso «muy malos», es decir, han vivido «en el lado salvaje» de la vida. La razón es que pueden entender el mal y, sobre todo, son capaces de enfrentarlo, con una actitud adecuada. Es decir, con osadía.
2-Los reality shows de la TV tienen como común denominador humillar a las personas. Por fin me he dado cuenta de su razón profunda: al contemplar cómo humillan a otras personas, el televidente piensa «menos mal, a mí no me pasa» pero por otro lado se le infunde un temor en forma subliminal o al inconsciente que le incapacita para reaccionar ante las humillaciones del Poder. («Mejor no moverme, no vaya a ser que me jodan a mí también»). No es casualidad de ninguna manera que los reality shows comenzaran en el año 1999, justo cuando se lanzó la burbuja de internet y, por tanto, la última parte de esta ingeniería social. El Poder sabía que tenían que anular la natural rebeldía de la Humanidad ante la humillación que le iban a propinar (homosexualización y crisis ficticia) y por eso los ingenieros sociales idearon esta programación de las masas. Es MK Ultra, pero en lugar de individual, social.
3-De todo lo anterior podemos deducir cuándo se producirá el esperado despertar mundial. La selección natural tendrá que actuar para dejar de lado a los activistas menos preparados a todos los niveles para enfrentarse a La Bestia y dejar paso a los que tengan mejores niveles de testosterona. En otras palabras, el nivel de la corrupción y maldad que vamos a ver en estos 6 meses llegará hasta el punto en que la mayoría (la masa) no pueda soportarlo y, por fin, se atreva a gritar «se acabó». Eso quiere decir que, como decía hace un año, acabarán saliendo (como está sucediendo ya) los asuntos de pedofilia y satanismo, con lo que la batalla estará meridianamente clara: nadie podrá mirar hacia otro lado.
PD 2: Yendo más lejos, y tomando siempre el Tao como referencia, si existe gente que se hace mala es porque los «buenos» no son capaces de ser un poco «malos». El Mal y el Bien tienen que estar repartido entre todos, y como hay algunos que solo quieren ser buenos pues… otros tienen que ser completamente malos. Lo véis, ¿no? Lo podéis poner en otras palabras: si los buenos son engañados por los malos es porque se dejan, porque no quieren asumir su picardía.
