Media — 2 octubre, 2015 at 8:36 am

¿Qué significa desde el punto de vista psicoanalítico la moda de los pantalones rotos?

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Lo siento, chicos, pero las pijas del siglo XXI os superaron.

Hace cuarenta años, los inventores del punk (Los Ramones) expresaban su rabia contra el sistema ¡atreviéndose a ponerse pantalones rotos! ¡Vestidos como unos harapientos! ¡Vaya provocación!
El punk pasó a mejor vida cuando los futbolistas adoptaron la cresta como una moda de lo más prosistema, pero lo que pocos podíamos esperar es que las mujeres acabaran vistiéndose como el mendigo más harapiento, y hoy uno contempla con asombro cómo las mujeres más a la moda llevan más rotos en los pantalones que el más pobre de los pobres. [No es exageración, hoy día ves pobres pidiendo en la calle que van impolutos, y hasta bastante elegantes; de manera que la que da limosna va hecha una pordiosera, y el mendigo, ¡hecho un señor! ¡El mundo al revés, una vez más!].
Evidentemente, desde la racionalidad es imposible encontrar explicación a esta paradoja, así pues hay que meterse en el inconsciente colectivo: ¿qué nos está diciendo el que se ponga de moda llevar pantalones zarrapastrosos?

Las pijas, más deshechas que los punkies: ¿dónde vamos a parar?

A simple vista, es una expresión de la crisis económica; las mujeres (hasta las más ricas) están expresando que andamos todos «hechos jirones», pero el hecho de que sean las mujeres quienes con más fuerza hayan adoptado esta moda, a uno le lleva a preguntarse: ¿no será que el feminismo las ha dejado así, tan rotas como estos pantalones? ¿O será que hasta las mujeres bien situadas lo están pasando fatal con esta crisis a nivel anímico?
¿Qué querrán expresar las mujeres que se ponen este tipo de pantalones?
PD: No os perdáis este artículo de la revista Cosmopolitan titulado «cómo llevar unos pantalones rotos«. ¿Tendrán consultores punks que les han explicado cómo llevarlos con dignidad? ¡Si Joey Ramone levantara la cabeza…!

PD 2: Sincronía absoluta. Acabo de publicar este artículo, me voy a la Puerta del Sol para hacer un recado y escucho a un mendigo africano hablando con un repartidor con una convicción inenarrable: «lo que es indudable es que hay gente con una dignidad y con una educación… y lo demuestran en el trato de día a día…»
Decididamente, algunos mendigos hoy día son más dignos que muchos ricos…