Historia oculta, Hombre y Mujer — 22 octubre, 2023 at 3:55 pm

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«Nunca te acostarás sin saber algo más», dice el refrán, y ayer lo pude comprobar cuando, en la serie de vídeos sobre la Historia de Vasconia, del historiador vasco Alberto Santana, y emitida en la televisión pública vasca, me encontré con éste de sugestivo título: «El mito del matriarcado vasco».
Cuál sería mi sorpresa cuando me enteré de que el inventor de la nefasta teoría (hoy convertida en dogma fe) de que la Historia humana fue una lucha de hombres contra mujeres, a la que llamó «Patriarcado contra Matriarcado», el marxista suizo Bachofen (al que dediqué unas cuantas páginas de mi libro «Ingeniería Social para destruir el amor») ¡basó su teoría en una leyenda que se contaba sobre el pueblo vasco!
La leyenda de que, en tiempos remotos, las mujeres mandaban entre las tribus vasconas fue una invención del historiador griego Estrabón. Según este relato, los hombres vascos suplantaban a las madres después del parto, mientras las mujeres se dedicaban a otras tareas, másculinas, una leyenda conocida como «covada».
Esta leyenda fue propagada a través de los siglos por los enemigos de los vascos, y fue recogida como si fuera cierta por el hegeliano Bachofen , afirmando que seguía viva en las montañas vascas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Ya metidos en la era de la antropología y la etnografía, los vascos del poblado vascofrancés de Sara (en francés, Sare) gastaron una broma a un historiador británico de las tradiciones vascas que quiso comprobar in situ estos hechos: uno de ellos se metió en la cama simulando los dolores del parto, mientras los amigos le llevaban un tazón de caldo caliente. (Minutos 16 al 20). Por supuesto, el antropólogo volvió a Inglaterra afirmando que era verdad que los vascos adoptaban el rol de las mujeres y que, por tanto, ellas mandaban, cuando la realidad es que se habían reído de él.
La realidad es que en la Antigüedad también se inventaban mentiras para degradar a los adversarios, y eso es lo que quisieron hacer con los indomables, por esa época, vascos, queriendo dañar su masculinidad.
Así pues: el mito fundacional del feminismo se creó para degradar la masculinidad de los vascos. Y es, obviamente, una solemne mentira.