Ajena al gran escepticismo que generan sus crónicas, Real Raw News continúa contando las detenciones y juicios a elementos del Deep State, con la particularidad de que, desde un tiempo a esta parte, las detenciones han «bajado en la escala jerárquica» y ahora se dirigen a altos funcionarios, que son quienes escriben las políticas que luego se llevan a cabo, en este caso, en materia médica.
La máxima responsable del área científica del gabinete Joe Biden, Arati Prahbakar, ha sido condenada a la horca, con una única prueba en su contra: el informe que escribió, a petición de la vicepresidente Kamala Harris, sobre la posibilidad de inocular a la población la vacuna del Covid introduciéndola en el agua potable. Una posibilidad que fue descartada por cara, pero que ha bastado para que un jurado militar la condenara a la pena de muerte acusada de «conspiración», de acuerdo a la ley de insurrección de 1808.
De nada sirvió que Prahbakar se defendiera diciendo que era sólo un documento-hipótesis y que fue descartado; la evidencia de que ella misma no se había vacunado del Covid (como todos los dirigentes médicos hasta ahora ejecutados) ha contribuido a condenarla, pues se da por sentado que es consciente de la peligrosidad de esa sustancia.
PD: Si nos creemos estas crónicas, es evidente que los militares están «cortando cabezas» de los responsables médicos sin tantas pruebas como hace meses, señal de que cualquiera que intente reactivar la pandemia este año electoral va a acabar en Guantánamo.
